viernes, 14 de octubre de 2005

Señor mio, mio cid, monsieur

Ni imploro tu perdon, ni te perdono.

Tarde se hizo el dia que repartian
la fé ciega y el ciego amor
tus señores vestidos de señoras,
tus ministros persiguiendo señoras
y tus señoras persignadas
que abrian braguetas a la sombra.

Tarde se hizo la noche del arrepentimiento,
cuando quisiste llegar a negar tu existencia
no pude yo olvidarme de tus falacias.

Tarde es ya, para buscar un sendero
bajo las luces, sigo en mi camino absurdo
y tu has, como si no hubiera nacido.

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