domingo, 30 de octubre de 2005

ca

Y dicen, los que menos saben,
que tras mi esfera de humo se encuentra
el husar de las cicatrices que duran toda la vida,
alistando sus garras para tatutarme los años
y borrar de un tiron el dibujo bucanero
del marinero que no conocio el mar.

¿Y las huellas de mis fantasmas?
Se quedaron sin casa, cuando llene el armario
de versos tristes,
llenando de sangre mi alcohol,
y jugando bajo la falda de alguna.

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