viernes, 3 de enero de 2014

La botella de ron se está acabando

Y yo no estoy ni la mitad de ebrio de lo que quisiera estar. Será que tengo corazón pirata, y hace falta la marejada y humedad para conseguir ponerme a tono. Será que ya no consigo ni la mitad de lo que quiero, ponerme idiota al menos, o es que he alcanzado el máximo posible. A estas horas en otros días ya estuviera sonriendo y encontrándole cariño a los corridos norteños.

La botella de ron me está sonriendo, y en el cruce vacío de la mirada entre la pared y esa almohada solo media este silencio.  A lo mejor, de veras que nada existe y esa luna menguante es un ardid publicitario del infierno. A lo peor ya no siento nada y mis venas son la autopista del atole. Beber solo, te vuelve loco me dijeron, es un himno del fracaso, es absurdo y no convence. Pero beber acompañado ya no me apetece, por ahora, por este rato. Que no se depriman todas las putas, que quizá mañana quiera volver a despilfarrar mi quincena entre sus faldas. A lo mejor estoy curado, a lo peor esto es la vigilia del final.

La botella de ron esta bailando, y las palabras tergiversan mi sentido, quizá lo que quiero decir es que la botella de ron esta mirando como yo me tambaleo entre palabras. Las palabras que ya no me saben si no vienen endulzadas con veneno. Y el veneno no es la tinta, es la espera, y yo que nada espero ¿cómo me puedo intoxicar? Quizá le falte ron a mi mirada, quizá le sobren ojos al alcohol. El problema no es el ron, son las palabras.

La botella de ron esta quietecita y a la espera. El teléfono no despierta de su letargo y tal vez yo no quisiera que lo hiciera, tal vez me guste así inocente y quieto, como un muerto de fin de semana, que ya el lunes le volverá la vida y vendrá la vida entera a seguir jodiendo, y las llamadas en espera habrán de esperar que yo despierte y le ponga buena cara a las exigencias cotidianas y lo haga todo como si me importara, o no haga nada como si cada cosa estuviera ya en su lugar.

Si consigo un pensamiento claro, me doy por bien servido y me pongo a dormir. La botella de ron, se está vaciando.

Ahora qué miedo inútil, qué vergüenzano tener oración para morder,no tener fe para clavar las uñas,no tener nada más que la noche,saber que dios se muere, se resbala,saber que dios retrocede con los brazos cerrados,con los labios cerrados, con la niebla,como un campanario atrozmente en ruinasque desandara siglos de ceniza.mario benedetti. Ausencia de dios