Hay cosas peores, que la indulgencia del rebaño
y no es la sangre del cordero ni la arenga del pastor
no es la comuna servil e instintiva que sigue las huellas
de los demás
lo peor es la oveja mirando el árido pastizal
la grisácea o parda, nunca negra
que mira el horizonte, sorda a las preguntas
hay cosas peores que tú y yo amor mío
los hay quienes se acostumbran, los que se soportan
hay cosas peores que esta ciudad envilecida en su tristeza
las hay ciudades alegres y coloridas obstinadas
por creerse la mentira
hay hombres que navegan entre la bondad y lo perverso
sin decantarse por delante de ningún bando
los que mantienen el estatus quo
los que luchan por la permanencia de la rutina
hay cosas peores que no agotarse o extenuarse hasta la muerte
los hay quienes sobreviven, que sobrepasan, que sobrellevan
los hay que no escriben poesía ni hablan mierda
los que están aferrados al hipotálamo del gigante
subsistiendo de las migajas o de las voces corrientes
los hay que no se rinden pero nunca luchan.
Hay cosas peores que una tarde oscura y tendenciosa
hay ocasos en que el tiempo transcurre pausadamente.
Hay veces que la libertad te reprime.
Ahora la represión es políticamente incorrecta
lo que esta en boga es la tolerancia
aunque en realidad nadie se tolera.
Hay celdas cuyo inquilino encadenado
insiste en compararla con su más lógico sueño.
La cárcel esta marchita por la luz,
entra el aire y sale humo por la boca del condenado,
es un lugar apacible, mejor que ningún otro
hecho a imagen y semejanza de nuestra perversión.