viernes, 28 de abril de 2006

evanescente

siempre me guardo el tacto para no vaciarme flagrantemente en ti... siempre me guardo un minuto para esconderme asi de la guerra de los dias entre extrañarte y odiarte, quererte matar despacito o atravesar tu piel para tocarte la respiracion... despilfarro el amor contigo y luego no me quedan gotas para probarte que soy materia... me guardo los dias pa' hacerme el muerto aunque no pase de vivo... y esas noches te he echo tanto de menos, que pienso... y cuando pienso todo se jode, si no he guardado tantas cosas que tu ya no me necesitas a mi... si alguna vez me has necesitado... y realmente nunca hice nada por ti.

lunes, 17 de abril de 2006

no es necesario

No hay que ser un experto para llegar a ser un gran artista
basta con tender la palma de la mano sobre un horizonte senil
y dibujarle sueños al futuro, quitarse las nubes que enturban
encajarle los dientes al insomino y pensar en todas las cosas
que hacen los asesinos cuando los poetas duermen
y todo lo que callan los poetas cuando la muerte se cierne
sobre los ojos de las cosas que recopilan detalles olvidados.

No hay que ser divino para ser un dios todo-poderoso
en la corriente de los dias de ese dios imperfecto
que nos tendio senderos. Basta cerrar los ojos para olvidar la luz,
cerrar la boca para perderse en la soledad, basta morir
un poco entre las sabanas de una memoria para inventarse
un universo ajustable y empujar el universo desequilibrado
que nos rodea al vacio del fracaso o de la gloria... Resumiendo,
basta olvidarse de lo real y elevar los dedos para abrir sombras,
atrapar el aire, acorrarlar los latidos del cielo en un suspiro.

No hay que estar loco, ser tonto, olvidadizo o atrevido,
para cerrar los ojos y recordarte bajo la palida luz de un somnifero beso
que abre la piel y viaja por el ensueño de tu aliento. No tiene
que ser de noche para abrirle un tajo a los dias y arrancar tu nombre
de la memoria, abrazarte mientras pasa la vida y pasan los segundos.

No hay que tener un corazon muy saludable para amarte sobre todas
las cosas saludables y todos los corazones enfermos. Aunque se pierda
la vida en el intento, o vengas tu y restaures toda las esperanzas.