martes, 14 de junio de 2005

nocturnas

Ruedan mi rostro
y se enrredan con el aire
viven idilios
se acurrucan y
mueren
una a una en la sal de mis labios.

Hijas bastardas de historias infelices,
centellas de siniestra memoria,
puntillas filosas que no me hablan de ella.

¿Quien les ha visto en sus paseos diurnos?
¿Quien podria saber los secretos
que almacenan en mi estomago?
¿Quien transtorna mi rostro y eclipsa mis ojos?
¿Quien carajos baña la realidad con caricias?
¿Quien le da la a la tragedia tanta vulgaridad?
Como "ellas"

Despierto y me pongo un traje
ese de pieles, ese que no llora
ese que desdobla mi alma y saca a flote
aquel vencejo de humano que guardo dentro.
La dualidad de la existencia encuentra eco
en esta constante manía por respirar,
la dualidad del espíritu, humano o no,
pareciera ser solo hipocresía...

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