martes, 21 de junio de 2005

Mutación

Despierto y me sostengo de un poema. Ese que dice un nombre cuando mis ojos se abren y mi cerebro se cierra. Despierto y me ahogo en un vaso de agua. Luego las horas, el abismo, la existencia y dos dudas. Tomo forma al mediodia. Mi reflejo se esparce por el suelo. Mi sombra cubre las paredes. Y ya soy esa roca que veo abandonada en el jardín siniestro de mis fracasos. Y ya soy el cielo ennegrecido y las heridas en mis manos. Persigo con la vista el trayecto invisible de las aves. Retengo en la memoria las amorfas historias de las nubes. Y ya soy la lluvia que te moja la ropa. La gota que resbala besandote la piel. El virus que invade tu sistema. El hastío que se transparenta en tu rostro. Y ya soy ese eco que choca en las ventanas, el vaso roto, el lapiz olvidado, la hoja virgen. Regreso y recuerdo, me siento en medio del humo, bebo té helado un dia mas. Y vuelvo a morir temprano mientras voy en viaje de esa mutacion que me deja ser el perro que le ladra a los aviones.

2 comentarios:

Eloísa dijo...

Independientemente de todo, de tus heridas, de las mías, de si te veo de frente o de espaldas, de si no te veo, de si no te veré nunca, tus letras siempre irán a lugares que conozco, a la misma respiración asistida.
Aparte también de la distancia que siempre nos hará diminutos, de su desprecio de la vida, o de la muerte, de su trama para dejarnos apartados en limbos tangentes pero jamás secantes, aparte de todo eso, digo que lo que escribes siempre será el lugar a donde querré ir siempre, porque sé que en ningún otro lugar encontraría la simetría de lo que siento.

S.S. dijo...

Van y vienen de los mismo lugares... descepcion, pasion y voluntad.