martes, 24 de mayo de 2005

Y se abrieron las puertas

Resucito un fantasma en el bar de mi delirio,
y harto de malvivir el siglo veinte,
murió por mal de amores, no sin antes concederme
la extraña posibilidad de cambiar mi destino...

Y se abrieron las puertas que separan
la realidad de lo que no quiere ser
y más te vale no elegir entre la verdad y mi consuelo
porque si quieres al menos sonreír, tendrás que encontrar
lo irreal en esta dimensión sin fantasías.

Y se abrieron las puertas que separan
mi realidad de lo que es verdad,
tres obispos homosexuales pillaron
a Juan Diego haciendo dibujos en su manta,
el hijo de un Dios se bajo de su destino
y se fue tras la Magdalena,
mientras que aquí te repito que me muero por tu vientre.

Y se abrieron las puertas que separan
mi boca de la tuya,
un demonio medroso me compro el alma;
tanto tiempo ha pasado en no conseguir una,
que enloquecido subió volando,
tan alto, tan lejos, que llego al cielo...
solo para que tres ángeles negros
lo echaran boca abajo tomándolo de la cola,
yo a cambio solo le pedí que la luna brillara para ti.

Y se abrieron las puertas que separan
el presente del mañana ajustando el pasado,
pero ahora nada paso, todo tomo su lugar
el universo se ajusto, algunos recuerdos diferentes
resultados simétricos...
y otra vez terminaste por marcharte.

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