miércoles, 4 de mayo de 2005

Su lenguaje

Lo cierto es que ella hablaba mejor con las caderas,
si se mecian suavemente al caminar directo hacia mi
podia ver como se dibujaba un beso en las nubes
que indefectiblemente se estrellarian en mi boca.

Si rigidas sostenian sus manos, podia ver
a millones de kilometros alejados dos enojos
que se estamparian con ese imbecil que tengo
tatuado en la frente.

Luego en el sube y baja de su mortal placer
veia la brisa de una sonrisa que emitia mi piel,
y en los gemidos de su caderas y el golpeteo de mi cintura
se escribian los versos mas indecentes
que el pecado aprendia de memoria.

Nunca tuve plena conciencia de ello,
hasta que en ritmico vaiven de una mañana
fueron perdiendose de vista en esa muchedumbre
donde la vi por ultima vez,
alegres y altivas sus caderas enviaron dos besos
y dibujaron el adios de izquierda a derecha.

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