Carta sin remitente

A Eyrenne:

Vos sabes que te extraño, que daria la madrugada entera al demonio negro si te trajera esta noche, o por lo menos me dejara escucharte. Vos sabes lo perdido que estoy, y quisiera encontrarme en tus ojos, sin lazos ni compromisos entre nosotros, que me dieras todo lo que sobra en tus noches frias, todo lo que siembran tus batallas perdidas, todo lo que germinan los silencios que provocas. Vos sabes que te quiero, y no me pesa decirtelo a grito abierto en esta noche viva que tan poco me sabe si no la termino pensando en ti.

Hoy viaje por laberintos antiguos, donde tu nombre era una duda y mi sed una certeza... y no he encontrado ahi una razon para que nuestros caminos se hayan acercado tanto, quiza desviamos los kilometros andando por tantas noches, por tantas charlas. Me desnude tanto ante ti, que el temor fue naciendo, al quedarme sin capas, sin mascaras, sin la charlataneria barata de ese que juega a la indiferencia. Ahora desearia regresar al punto donde todos mis escudos estaban puestos, a la trinchera de cristal que me defendia de los dragones y que me apartaba de esos trenes que huyen despavoridos de la necesidad. Pero solo lo haria para que tu no salieras de ese rincon que ha confeccionado mi pecho para guardar tu imagen, los recuerdos que me siembras, tus palabras cuando fragil confiesas subitos temblores.

Vos sabes que tengo miedo, a mis renuncias, a mis abandonos. A mis fracasos, la naturaleza me ha llamado, me ha dicho que estoy vivo y que la vida corre por mi sangre. Vos sabes que de ti no tengo miedo, que solo sonrio aun cuando el destino nos depare un final quiza demasiado previsto. Pero sigo nadando en las entrañas del caos, mis dudas no cesan. Vos sabes que te extraño, y espero que esta noche un rayo de luna llena cruce por tus ojos y te deje dos besos plantados en mi nombre. Que los negocios van mal, la salud ni fu ni fa... del amor ni para que hablar.