martes, 2 de diciembre de 2008

Convenientemente

Bien, pongámonos de acuerdo. Quién atraerá al futuro cadáver, y quién lo volverá carroña. Quién jalara del gatillo y quién cavara la zanja. Quién borrara las huellas. Y quién despistara a la policía. Tomando cada uno la parte del botín que le corresponde, podemos empezar a desnudarnos.

Bien, ahora que he visto tus senos y cerraste la puerta. Debemos entender lo siguiente: Yo soy difuso y tu eres solo un recuerdo. Yo soy un cínico y tu eres mi cinismo. Yo soy de todas las que me permitan, y tu me has permitido. Yo soy estadista y tu eres mi margen de error. Yo soy caleidoscopio y tu eres mi efecto doppler. Yo soy un pecado y tu eres el perdón. Habiendo servido cada uno al amo hedonista de su predilección, podemos empezar a olvidarnos.




Bien, ahora que he probado tus labios. Debemos entender lo consecuente: Me importa un carajo lo que he dicho y lo que oíste no fue tan importante. Dejame quererte otro día para convencerte de que me des otra noche.

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