martes, 2 de diciembre de 2008

Atemporal

Te voy a esperar sentado en mi puerta, silbando canciones de humo aunque el invierno acampe en mis ojos. Te voy a esperar cada tarde mirando la luz morirse de frio. Te voy a esperar contando las nubes que se ponen rojas y desangran montañas. Te voy a esperar sentado conmigo, tomando un cafe sin azucar. Te voy a esperar donde se cuelga el olvido. Te voy a esperar sin contar las horas. Te voy a esperar alineando minutos como si fueran soldaditos, para despues derribarlos con las canicas de mis sueños. Te voy a esperar aunque tomes un taxi y le pidas: saqueme del mundo. Te voy a esperar aunque se mueran las ciudades. Te voy a esperar aunque del aire un dia ya no necesites. Te voy a esperar aunque me vuelva una calavera sonriente. Te voy a esperar sentado en mi puerta, leyendo poesias de humo aunque el otoño me vista de luto.

2 comentarios:

Luzamarga dijo...

Esperar, sí, siempre, aunque sea lo inesperado.

Me gusta el giro hacia tiempo maduro que han tomado tus textos.

Besos (siempre atemporales, bien lo sabes).

S.S. dijo...

Madurar, el verbo de caerse de la nube en que andabas...

un hug bien grande