lunes, 8 de febrero de 2010

Come as you are

Oiga doctor, prepáreme la solución
que este mal no hay quien lo cure
ni me hace inmune al contagio
de las células corruptas de mis buenas costumbres
-viciosas y disolutas- al contacto con el virus
de esta ciudad inundada de payasos

que usted me dijo “anfetaminas y poesía”
pero empiezo a sospechar que soy alérgico
al verso y al esfuerzo, al sistema nervioso central
vuelto loco por un arranque de espontaneo bienestar…

Oiga doctor, que soy proclive al derroche de apatía
que me aburre la estética sinfonía de la lirica endecasílaba
el haiku-no-me-arenga y viera usted, que aburrido es el soneto
no se contar por silabas y para rimar me cuesta un huevo
de gallinas con derroche intestinal dorado.


Oiga doctor, las anfetaminas no saben a menta
y tiene uno que pagar por volverse loco
cuando es tan fácil y sencillo quedarse idiota
y es gratuito si se conoce un buen congal.

Tal vez doctor, sea hora de probar cero poesía, bañarse al sol
mujeres a control remoto, un altar de fuegos artificiales
y abstinencia total de alcohol y besos sin culpa.

Oiga que necesito una nueva receta
que esto no funciona,
su estrategia de galeno postmodernista
me ha vuelto un latifundista de los predios sin sol
no me da ganas sino de tirarme a la cama
lanzar fuera a cualquier mujer de libido impaciente
y gemir, como Kurt Cobain cuando llego al infierno
y el diablo le pregunto “que te parece, si para empezar,
te tocas aquella de come as you are”

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