martes, 8 de diciembre de 2009

Dicotomía

Todo se pudre en el instante que tomamos plena conciencia de aquello que hemos dejado, de eso que fuimos y que no volverá. Cuando bifurcas la vida, rara vez tomas conciencia de ello pero sin duda hay un punto en que sabes, y lo sabes bien aunque te lo niegues a ti mismo. Que no estas en el sitio que habías imaginado y que estas cosas no venían en el folleto que viste.

Hay un tipo en la dimensión alterna que toma café frente a su escritorio mientras una ligera brisa de otoño se cuela por sus gafas pulcras y acaricia su cabello perfectamente peinado. Conservado en gel y champú que huele a menta. Mira la fotografía de su hija sonriendo y se acaricia el anillo de compromiso que no se quita ni para limpiarse el culo. Esta satisfecho, lo puedes sentir en sus regordetes bufidos y en la camisa planchada, y en sus suelas de goma y pantalón de seda. Incluso lo puedes tocar en sus muñecas que no tienen cicatrices y sus ojos despiertos signo de noches placenteras y sueños tranquilos. Y lo puedes oír en el auto modelo reciente aparcado en la acera de enfrente.

Yo supongo que un hombre puede vivir sin poesía cuando la vida es tan parecida a la belleza que la muerte es parca y gris y lejana. En esa dimensión alterna el tipo que toma café frente a su escritorio tal vez muera de un infarto a los cuarenta, o le caiga un piano cuando vaya a pagar una cuenta del banco y su muerte será dolorosa y enfermiza para el resto. Pero el podrá morir con una sonrisa y en perfecta armonía con la vida. Nadie muere feliz, pero si que hay gente que muere tranquila. En esta dimensión y en cualquier otra.

El tipo que toma café frente a su escritorio en una dimensión alterna se parece a mí, aunque la mirada sea distinta. No solo en la forma de ver sino en los ojos mismos que aun con los mismos rasgos no llevan tatuadas las mismas imágenes. Pero el tomo las decisiones correctas y yo, aunque no haya un piano volador que pueda tocarme y mi cuerpo enfermizo sea un pedazo de carne infatigable estoy aquí, y estoy bien. Estoy bien. Sólo dadme un calmante.

3 comentarios:

Oceanida dijo...

Tambien despues de haber sido y no volver, podemos ser de nuevo, en otras pieles en otros huecos.

Es lo bueno.

Besos.

Anonymous dijo...

nos damos cuenta que fuimos parte de algo, que en el hoy nos quita la sonrisa y nos pudre la vida...

ya no tengo tiempo para ser como el gordete ese, las decisiones fueron tomadas y ahora solo debo pagar por lo que crei correcto, tengo hasta el gato hipotecado por un par de besos que nunca fueron.

en suma, nos se si la vida es una mierda o yo estoy condenado a hundirme en el barro.

sigo feliz muriendo lentamente.

una abrazo

Morbo dijo...

Bueno, que la vida es una mierda es indiscutible, pero lo del barro usualmente es a conciencia y por el puro placer de beber y bañarse en el. Una vez lei un libro que decia que en AA hablan de gente que tiene un pie en el futuro y otro en el pasado, y que se pasa el tiempo meando el hoy. Pero a veces resulta duro no preguntarse qué podría haber pasado si hubieras hecho las cosas de otra manera.

Supongo, que al final, la bueno es tener la posibilidad de volver a equivocarse una y otra vez...

Un abrazo, y deshipoteca al gato no seas ingrato, jaja


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Oce, sera eso que llaman las vueltas del destino? es lo bueno de poder ser una y mil veces aunque una y mil veces salga mal... un beso