Nadie lo vio calzarse las botas esa noche
nadie lo escucho salir por la puerta desvencijada
nadie le hablo cuando bajo las escaleras
con el mundo sobre sus hombros...
Nadie, le dijo que diera la vuelta a la izquierda,
nadie le grito, le cruzo el camino
le quito el peso de la espalda
le abrio el camino entre las sombras
nadie
le tomo el pulso acelerado
le bajo los humos de los ojos
le limpio las lagrimas de los labios
nadie se percato del agujero en su cabeza,
nadie lo espera hoy.
2 comentarios:
Si un àlbol cae en un bosque y no hay nadie que escuche su caida es menos dolorosa?
No hay necesidad de que se presencie por cierto lo que describes, me queda con un deja vu.
Es un complejo dilema... si nadie lo presenciara, de donde nacera el dolor? de el ya no.
Pero quiza las calles se pinten de amargura, se mezcle con el aire y haya una "epidemia de tristeza en la ciudad"
No lo se de cierto...
saludox... por cierto que el deja vuh tambien me queda, pero casi con todo lo que escribo ;)
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