lunes, 8 de marzo de 2010

He decidido matarte

He decidido matarte. Fue esta noche, mientras fingía dormir y engañaba los ojos con la cabeza en la almohada. Mis bacterias y yo llegamos al consenso de que ante la alternativa del orgullo hincado y la celda… preferible la celda del remordimiento. Es por el bien de los dos, de las bacterias y el mío. Que me perdone el egoísmo este repentino ataque de sinceridad. Por el bien de la gris serenidad y para mejor porvenir de esa tormentosa paz.

Te matare mientras duerme el sol. Acurrucado en las piernas de su prima lejana montaña. Te matare mientras escribo en la tierra un mensaje de rescate con un corazón cruzado por un ancla. Mientras pasa el tiempo fumándose las ideas de lo que no pasa. Te matare mientras la marea baja. La luna sube, y cada particular basura cósmica juega su papel en el mundano suceso de las consecuencias y los efectos. De las causas perdidas del azar insurgente. Te matare mientras espero que no me mate el frio.

Para dormir bien y no soñarte, para comer sano y no tragarse saliva con veneno, para estar de acuerdo con el sereno y la madrugada, para no romper los estatutos de los celos invertebrados, para aceptar que el peor de los pesares en el amor no es el adiós, es el vacío y la pesada cruz del olvido no es la nostalgia, es la indiferencia. Para terminar de hilar la soga al cuello de la esperanza, que el amor es una migaja en la tierra para que el olvido no nos pierda los pasos. Para dormir bien y no soñarte. Porque los sueños son emisarios del maldito subconsciente y a ese no hay quien lo engañe, se traga la verdad sin asco y te lo escupe a la cara sin remordimiento. Para dormir bien y no soñarte. Encontrarte en los sueños es como rajar la luz con una espina de sombras. Y luego despertar con la serenidad del olvido machacada y sentir lagrimas vivas entre las mejillas que se niegan a explotar y desbordarse por los ojos, pero te queman todo el espíritu o ese pingajo de células muertas nadando en el cerebro que a uno le da por llamarle espíritu. Al no tener una mejor referencia: he de matarte para dejar de tragarme las lágrimas. Pero sobre todo, para dormir bien y no soñarte

Te matare esta noche, mientras duermo. Cuando el primer somormujo se ría de mis sueños. Pero lo hare sin cuchillo, pierde cuidado amor mío, recuerdo tu alergia a tener la carne abierta. Te matare con mi olvido.

4 comentarios:

TruHan dijo...

sera el olvido el remedio para el vacio?, o solo es una treta para engañar a la soledad...

en fin amigo mio, si con eso se logra ver el sol, te acompaño en el sueño.

un abrazo.

Coral dijo...

Y si tu crimen permanece en la memoria?

Se declara al olvido inmortal?


xOXo

Saluditos!!!

Morbo dijo...

Coralito, que bueno verte por aca niña... que el olvido inmortal no nos alcance... abrazoss

Morbo dijo...

Truhan, creo que el olvido no puede ser la ausencia de recuerdos... es quiza la ausencia de esperanzas... tomandolo asi, el vacio es imperdible... pero que no salga el sol compadre, que me da ronchas

abrazo