viernes, 7 de noviembre de 2008

El cielo tiritaba en la desolación

las nubes lloraban un llanto gris

y los hijos de natura buscaban su refugio

de la eventual tormenta...



Atrapado en una cabaña, escuchando a Dios gritar,

supongo por estar enojado conmigo;

fui perdiendo, sin notarlo, ese rastro de soledad

que siempre me acompaña,

y con el llanto gris del cielo

pude escuchar a las aves hablar...



Tenían ese idioma sagrado que solo los Ángeles

comparten, y en medio de chillidos,

que se encajaban en mi oído fui perdiendo

la noción del tiempo aquel

donde el cielo tiritaba en la desolación...



Pude ver un rayo de luz clavándose en mi pecho

mientras el llanto gris de las nubes

y los gritos de Dios penetraban en mi odio

y lo deshacían, llevándose el pensamiento

suicida que me ataco aquella noche...



La eventual tormenta llego y se confundió

con él rió salado que brotaba de mis ojos,

en un minuto el silencio se hizo un todo

y los rayos de luz se retrajeron

abandonándome en la oscuridad...



Cuando las aves comenzaron a hablar

supe que estaba en un total estado de locura

y por ese instante no pude recordar

donde nació el dolor, el llanto gris de las nubes

se llevo él rió salado que broto de mis ojos...



El silencio total me dejo escuchar mi pensamiento

que si no aclaro las dudas, me permitio

alejarme un segundo de mi tormenta existencial

"no estoy, no existo, no nado hacia ninguna orilla...

solo me quiero perder en las olas

de este mar eterno de realidad

y esconderme unos días quizás,

escapar tal vez del eventual entorno,

pero jamás podré desaparecer por completo

ni de mi ansiedad, ni de mis lujos de tristeza"

al final, no estoy solo, me acompaña

mi propia soledad...



Dios dejo de gritar, las nubes callaron su llanto gris

aquella cabaña perdida en un total estado de devastación

no pudo apaciguar la sonrisa que me broto

de aquel instante de lucida locura...

la puerta sé cerro, pero pude percibir

los rastros de los caminos que aun se pueden andar

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