domingo, 3 de julio de 2005

II

Me cobijo en la humedad de mi propio abandono, me niego a aceptar mi encierro. Me escondo en las sombras y cierro los ojos para soñarte un poco. Me fugo en las letras que dibujo en el ocre. Me alimento de mi aliento intoxicado por ti. Bebo la saliva que guardaste en mi boca. Me abrazo al silencio que me dejaron tus caricias. Le cuento historias todas las noches a mi sombra. Historias donde tu vienes a traves de la luz y acaricias mis heridas. Historias donde me tomas el alma y escapo contigo por el aire convirtiendonos en suspiro perenne que viaja entre las cimas y se recuesta cada ocaso bajo la sombra del manzanar.

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