Confluencia

Llegaron los soldaditos de carton acartonados
y pusieron tiendas de campaña en las callejuelas
se llenaron las narices de papel con aromas
de fritangas y perros conservados
(en almibar).

Llegaron los que cuentan sus pasos,
y cada tres pierden la cuenta por el terror
que les produce alejarse de sus convicciones,
(esas que de tanto repitirles el espejo ya se las han creido).

Llegaron dos gatos borrachos
con las botas de un legionario y sus bigotes en la mano.

Llegaron tres duendes desintoxicados,
con el cofre vacio y el arco-iris descolorido,
con un gato muerto y desnudo en camilla,
buscando dos gatos que los habian asaltado.

Llegaron las mujeres que se cuentan los latidos del corazon
y ya no tienen numeros para seguir su suma,
llegaron los hombres que se cuentan las mujeres
y ya no tienen razocinio al ponerle neuronas a su semen.

Llegaron los poetas, vieron todo y se largaron.

Llegaron los musicos se apañaron una esquina
y llamaron a gritos por la cordura y el silencio.

Llegaron algunos pintores, esos que no duermen
por el ruido que hacen las estrellas en la madrugada.

Llego el diablo buscando a dios,
queria pedirle refugio politico
porque fue expulsado de sus feudos
-ya no caben tantos renegados en el azufre- dijo,
antes de desvanecerse a los pies del mesias apocrifo
que habia puesto cianuro en el agua
provocando que todos se vomitaran en mi cama.

Llego la gente y sus razones.

Pero no llegaste tú (pon tu nombre aqui)
para abrazarme y apaciguar mi ira,
para besarme y alejar la locura de mis alucinaciones,
para acariciarme el rostro y decirme que solo hay que esperar
a que mengüe el temporal.

Asi que los tome a todos y les prendi fuego,
queme mi noche y las poesias.
Solo antes de volver a dormir le pinte un beso a la espera,
y una rosa a mi puerta, por si acaso llegases retrasada