jueves, 30 de octubre de 2008

Es cosa de vocaciones y ocupaciones

El cruza por la cerradura de esa galaxia privada a donde escapa siempre que hay frio. Y afuera no ha parado de llover. Tiene musas colgadas de las paredes, con un nombre escrito en sangre y un alfiler sosteniendo a cada una.

A veces baja una estrella de su galaxia privada, y la acaricia entre sus manos, mientras trata de dibujar su esencia en una hoja de agua. Pero las estrellas se hacen polvo y escurren por sus dedos, desaparecen y ya solo son rastros y restos que ensucian el vacio que el pisa.

Cada vez que una se desvanece alza las manos para tomar otra, algunas ocasiones, alguna de sus musas le ayudan a escojer la estrella indicada, y se la pone en las manos, le prende fuego pero no le quema. La hace brillar un rato entre sus dedos y le besa la frente. Cuando la musa se aparta y vuelve a su lugar, la estrella en sus manos se convierte otra vez en polvo, y queda solo una mancha sobre la hoja que se escurre y deforma. Siente ansiedad por cada estrella que muere en sus manos.

Luego, se hace invisible, mira su cuerpo desaparecer y su materia hacerse aire. Escucha los murmullos de las musas que lo arruyan mientras el cae lentamente hacia el abismo, y se precipita contra el suelo, las musas callan. El regresa la mirada a su galaxia inventada, y mientras pedazos de vidrio acarician su rostro vuelve a desvanecer y caer hasta que pierde la total conciencia de su estado.

Entonces mira los restos de estrellas, la esencia que dibujo en la hoja de agua y quisiera llamarle poesia, pero eso no es poesia... ya lo dice el libro de poemas en su segundo parrafo:

"la poesia es una melodia simbolica de los objetos y el universo. La belleza metrica y sostenida de un suspiro divino, la poesia es belleza... belleza y simbolos"

La poesia no son restos de una estrella, no son cenizas de galaxias, eso que el dibuja no son poesias, y el no es poeta... el es astronauta. Solo eso.

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