miércoles, 15 de diciembre de 2010

Divagaciónes de un centinela

Debo estar de pie y atento, al pie del cañón, o mejor al pie de la puerta, que escupe menos fuego. Excepto que sea profundo y natural. En ese caso atragantará menos. Los cañones con sus bocas de muerte que se tragan suicidas cuando son pequeños a todos nos vuelven homicidas. Pero al menor descuido y resbalón mira tú que deshecho te volverás.

¿Hablo de cañones de bala o de piedra? Dime tú, que yo me he perdido.

Pero basta de palabrerías, heme aquí, de centinela. Que la piedra no se mueva, que dios no se nos fugue esta vez, que la ultima tal fue el socavón que crecieron curas en los paisajes y el patrón se tardo dos milenios en volver, sin dejarse ver, de parranda con el olvido.

Hoy esta aquí, enterrado, haciéndose el muerto como si tal cosa uno la pudiera olvidar. Hemos aprendido, si señor, le hemos encerrado y no vera la luz; Ya nadie quiere tocar la llaga, porque de alguna manera, todos están convencidos, aunque no lo acepten.

Las palomas están atadas al pico de los cuervos, se avecina una tormenta así que esta vez no habrá nubes voladoras que le permitan fugarse por los aires. Hasta que nos resuelva una favorable condescendiente y consecuente indemnización. Por lo menos, teniendo criterio, siendo responsables y coherentes una explicación.

Pero nada menos que eso, ahora semos nosotros los inexpugnables.

2 comentarios:

Arya dijo...

Que divagacion tan consciente.. solo tu colega. Hey q no t olvido solo ando por mis mundos subterraneos.. buscando la luz! ja,ja

Te dejo un abrazote, pasala bien y un saludsote en estas fiestas!

S.S. dijo...

besazo pa uste'