domingo, 19 de septiembre de 2010

Sueños de un vaso alcoholizado

Obtuve de la luna un presagio:

la marea alta será de chocolate amargo.

Estiro mi báculo mágico (el dedo medio disidente)

y una pandilla de libélulas se detiene en tus pestañas,

luego vengo a romper una línea; de aquí para allá

aspiramos un sueño, de allá para acá te regalo un pulmón

el derecho, porque el otro esta empeñado,

y un mosco suicida se lleva por delante las plegarias,

con la sangre fría y su cordura.


Septiembre sostiene una promesa:

no hay lobos en el páramo, a todos se los llevo la rabia.

Tampoco hay luces en el camino de la trampa,

ni vela mágica ni lámpara de aceite ni una voz melódica

guiandonos a través de la oscuridad.


Solo queda tu grito que se pierde en un orgasmo subrogado

y un suspiro, que se va por la nariz de los fantasmas,

esos que no tienen duda en venir a plantar voces

en los armarios de mi estabilidad engañosa

solo queda, tenlo por seguro, la soledad catatónica del otoño.

2 comentarios:

Luzamarga dijo...

....pero somos un par de soledades muy concurridas...

Nadie entiende mi silencio mejor que tú.

Un beso profundo como tu alma y un abrazo en todo tú.

Arya dijo...

Una vez alguien me dijo "vivir de contrabando, morir por la gracia de una verdad disuelta... "

Amen.

Veo hay luz en tu horizonte... :)