sábado, 13 de agosto de 2005

Sepulte mi cabeza bajo la almohada
y afuera llovieron siglos de amargura
envejecieron mis manos,
se marchito mi cuerpo
se hizo ceniza donde habia corazon.

Mis huesos se hicieron parte de las paredes
en mis rodillas crecieron enrredaderas
por mis muslos subio el moho.

De mi cabeza poco se sabe,
cuando tiempo depues un explorador
pasaba su brocha sobre el polvo de mi cama
mis ojos rodaron y se deshicieron antes de
tocar el piso.

Mi boca dio a luz pasto seco.
Mi lengua se volvio gusano.
Nacieron murcielagos de mis orejas.
Bajo el craneo de piedra que se encontró
solo quedaron celulas en ambar y una hoja en blanco
que decia tu nombre.

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